por Adriana Montaño
Que la sabiduría de ser madre, abrace a cada alma desamparada que encuentres en tu camino. Feliz día!
A continuación, les comparto un texto que escribí como reflexión de lo que nunca debería de suceder con nuestros niñ@s.
MADRE SOLO HAY UNA
Eres única, progenitora, protectora,
…
simplemente
Diosa.
Pero, ¿madre?
¿puedes nombrarte así?
Me mataste.
Asesina.
Sin confesar quieres que sigamos confiando
en tu voz que llenó infancia.
Madre furiosa,
desencarnada
peligrosa y respetada.
Tu mirada se define desde las uñas en carne inocente.
La matriz es tumba, abismo con premeditación y ventaja.
Tu bondad, fertilidad, la humanidad se define en el misterio.
¿Cómo lo hiciste?
Descripciones macabras, inconcebibles, mentiras a familiares, a autoridades… versiones encontradas, nerviosismo, la huída…
¿Por qué?
Por síndrome, por tu matrimonio, por tu soltería, por amor, por odio, por culpa, por tí, por mí, por todos.
Madre, me ocultaste.
El encierro.
Homicidio por razón de parecernos.
Pido que te investiguen:
causas, razones, venganzas,
llantos, juegos, abrazos,
golpes, cráneos, estómagos, puños,
baños, pastillas, venenos, inyecciones,
caídas, orina…
Que te investiguen
tijeras, palos, cerillos…
Que investiguen tu voluntad.
Tu niñez, tu adolescencia, tu juventud,
tu parto
tu delito.
Que me investiguen
desde tu hogar
lleno de canciones de ira
desde tu decisión
desde tu derecho a ser madre.
¿Me pariste?
Como tú, sin duda, sola hay una.
